Examen Físico de la Tortuga Marina: Parte 2

Introducción

El examen físico es a menudo una herramienta poco utilizada en el proceso de rehabilitación de la fauna silvestre. Un examen físico completo debe realizarse cuando el paciente es presentado y luego a intervalos regulares durante el proceso de rehabilitación (Figura 1). Todas las tortugas marinas están protegidas por la Ley de Especies en Peligro de Extinción y se requiere de un permiso para manejar, transportar y proporcionar un examen físico y atención médica a las tortugas marinas. Use una plantilla para el examen para registrar los datos biológicos y tomar nota de las malformaciones externas como las fracturas del caparazón, la ausencia de aletas y la presencia de laceraciones. Tome fotografías para documentar heridas o lesiones específicas. Se debe completar el formulario Varamientos de Tortugas Marinas y Red de Rescate por cada tortuga.

Green sea turtle with Horner's-like syndrome.

Figura 1. Realice exámenes físicos regulares en todas las tortugas marinas presentadas para recibir atención médica. Se muestra aquí, una tortuga verde (Chelonia mydas) con signos clínicos parecidos al síndrome de Horner. Foto proporcionada por el Dr. Terry Norton. Haga clic en la imagen para ampliar.

Mientras que el artículo Examen Físico de la Tortuga Marina Parte 1 explora la evaluación de los ojos, los oídos, las fosas nasales y la garganta, el resto del examen físico se describirá aquí en la Parte 2 y en el artículo Índice de Condición Corporal en las Tortugas Marinas.

Sistema cardiopulmonar

Los pulsos periféricos no son palpables en las tortugas marinas y la auscultación cardíaca no es posible debido a la presencia del caparazón. Evalúe la frecuencia y el ritmo cardíaco con una sonda Doppler o una sonda de ultrasonido colocada sobre la piel entre el cuello y la aleta frontal proximal. La frecuencia cardíaca normal en la tortuga consciente a 24ºC (75ºF) varía de 30 a 60 latidos por minuto. La bradicardia es común en las tortugas marinas sumergidas parcial o totalmente, las tortugas con hipotermia, después de la administración de anestésicos inyectables y en una variedad de estados de enfermedad incluyendo el síndrome neurológico de la tortuga boba.

Las ventanas acústicas cervicobraquiales izquierda y derecha también se pueden utilizar para visualizar el corazón y los grandes vasos a través de la ecografía. Todas las tortugas tienen corazones de cuatro cámaras: un gran seno venoso, dos aurículas grandes y un ventrículo. El ventrículo es de pared gruesa y está internamente dividido en tres compartimentos: cavum venosum, cavum arteriosum y cavum pulmonae. Estos tres compartimentos ventriculares están separados parcialmente uno del otro y esta configuración resulta en una pequeña mezcla de sangre oxigenada y no oxigenada.

La frecuencia respiratoria varía con la temperatura y el nivel de actividad. Las tortugas marinas cuentan con una fisiología especializada para el buceo que les proporciona un sistema de transporte de oxígeno extremadamente eficiente y la capacidad de retener la respiración durante largos períodos de tiempo. La contención de la respiración (apnea) es normal y ocurre tanto dentro como fuera del agua. La respiración consiste en una exhalación forzada seguida de una inhalación rápida. La inhalación requiere el movimiento hacia abajo del plastrón y el movimiento hacia arriba del caparazón; está coordinado por los músculos pectorales y de los hombros. Al igual que en otros reptiles, la tos no se produce en las tortugas marinas debido a la ausencia de un diafragma. Sin embargo, la obstrucción traqueal o enfermedad respiratoria puede manifestarse en forma de gorgoteo, sibilancias o abriendo la boca frecuentemente.

Temperatura

La temperatura cloacal profunda es representativa de la temperatura ambiental reciente de la tortuga marina y es un parámetro importante para obtener y controlar en pacientes con hipotermia e hipertermia (Figura 2). El uso de un termómetro láser infrarrojo sin contacto (p. ej. Raynger St. Raytek Corporation, 1201 Shaffer Road, PO Box 1820, Santa Cruz, California) dirigido al área inguinal, muestra ser prometedor para monitorear la temperatura corporal central y es menos estresante para la tortuga que utilizar una sonda de temperatura cloacal profunda.

Deep cloacal temperature is representative of the turtle’s recent environmental temperature exposure.

Figura 2. La temperatura cloacal profunda es representativa de la temperatura ambiental reciente de la tortuga marina. Foto proporcionada por el Dr. Charles Innis.

Piel

Examine cuidadosamente la piel cada vez que la tortuga es sacada del agua para recibir tratamientos, ya que los fibropapilomas a menudo comienzan como lesiones sutiles en forma de placa (Figura 3). Los fibropapilomas (FP) son lesiones verrugosas asociadas con el virus del herpes. A pesar que los fibropapilomas pueden ocurrir en todas las especies de tortugas marinas, estos se observan con mayor frecuencia y mayor gravedad en las tortugas verdes (Chelonia mydas). Los papilomas externos se pueden encontrar en la piel, el caparazón, los párpados, la conjuntiva y la córnea de las tortugas marinas infectadas (Figura 4). Se debe tomar una biopsia de las lesiones sospechosas para histopatología y PCR para la confirmación. Se deben seguir los protocolos adecuados para poner en cuarentena a los pacientes sospechosos de FP para reducir al mínimo la transmisión de esta enfermedad.

Fibropapillomatosis in the sea turtle often begins as subtle, plaque-like lesions.

Figura 3. La fibropapilomatosis de las tortugas marinas a menudo comienza como lesiones sutiles en forma de placa, como se ve en esta foto, con varias lesiones circulares marrones en la piel inguinal de esta tortuga verde (Chelonia mydas). (A esta tortuga le falta su aleta trasera derecha). Foto proporcionada por el Dr. Terry Norton. Haga clic en la imagen para ampliar.

External papillomas in the sea turtle are often found on the cornea and adnexa.

Figura 4. Los papilomas externos pueden llegar a ser bastante grandes como se ve en esta tortuga verde juvenil (Chelonia mydas). Los papilomas se encuentran a menudo en la piel, el caparazón, la córnea y sus tejidos anexos. Foto proporcionada por el Dr. Terry Norton. Haga clic en la imagen para ampliar..

Los fibropapilomas internos pueden ocurrir en casi cualquier órgano, pero son más comunes en los pulmones, los riñones y el hígado (Figura 5). Aunque las lesiones avanzadas pueden ser visibles en las radiografías, las tortugas pueden ser examinadas por la presencia de fibropapilomatosis interna con ultrasonido, laparoscopia, resonancia magnética y/o tomografía computarizada.

Internal fibropapillomas in the kidneys and left adrenal gland of a green sea turtle

Figura 5. Vista dorsal de las vísceras internas que revela fibropapilomas en los riñones y la glándula suprarrenal izquierda (flechas) en una tortuga verde (Chelonia mydas). Foto proporcionada por el Dr. Terry Norton. Haga clic en la imagen para ampliar.

La eutanasia está indicada si se documentan tumores internos, sin embargo, las lesiones externas a veces pueden ser manejadas con la extirpación quirúrgica.

Visite los siguientes enlaces para obtener información adicional sobre la fibropapilomatosis en las tortugas marinas:

Evalúe la piel por signos de descamación excesiva, abscesos, cicatrices y heridas. Las lesiones comúnmente observadas incluyen los anzuelos incrustados, la línea de pesca de monofilamento envuelta alrededor de las aletas o el cuello y las lesiones por mordedura de tiburón (Figuras 6 y 7). Los machos pueden ser bastante agresivos durante el cortejo y se pueden observar heridas por mordedura en las hembras, por lo general alrededor del cuello. Las tortugas pequeñas que sobreviven después de haber sido aspiradas a través de una draga pueden tener una apariencia arenosa de la piel.

Rope wrapped around both upper flippers causing vascular compromise to the distal flipper in a loggerhead sea turtle

Figura 6. Cuerda envuelta alrededor de las dos aletas anteriores causando obtrucción vascular de la parte distal de la aleta en una tortuga boba. Foto proporcionada por el Georgia Sea Turtle Center. Haga clic en la imagen para ampliar..

Shark bite injury in a loggerhead sea turtle.

Figura 7. Lesión por mordedura de tiburón en la extremidad anterior izquierda de una tortuga boba (Caretta caretta). La cabeza está a la izquierda. Foto proporcionada por el Dr. Terry Norton. Haga clic en la imagen para ampliar..

Los pacientes aturdidos por el frío pueden desarrollar hinchazón de las extremidades distales lo cual puede conllevar a la formación de heridas abiertas o con costras, secundarias a la osteomielitis focal (Figura 8).

Cold stunning can induce external swelling of the digits and open or scabbed over wounds secondary to focal osteomyelitis.

Figura 8. Los pacientes aturdidos por el frío pueden desarrollar hinchazón externa de los dígitos y heridas abiertas o con costras, secundarias a las lesiones focales de osteomielitis como se ve en las tortugas loras (Lepidochelys kempii). Foto proporcionada por el Dr. Terry Norton. Haga clic en la imagen para ampliar .

Aunque los epibiontes en el caparazón pueden ser un hallazgo normal en la tortuga boba, las tortugas debilitadas a menudo tienen un exceso de epibiontes, como pequeños percebes y sanguijuelas en la piel. Algunos epibiontes pueden inducir lesiones secundarias del caparazón y la piel. (Vea abajo la sección epibiontes para obtener información adicional).

Al evaluar las aletas, asegúrese de inspeccionar de cerca las garras por evidencia de traumatismo e infección. La mayoría de tortugas marinas tienen dos garras en la aleta (Figura 9); las tortugas verdes suelen tener una sola garra. La garra I es más proximal, suele ser más grande en las especies con dos garras y tiene una apariencia más curva en los machos adultos. Hay el mismo número de garras en las patas delanteras y traseras.

Close up of a juvenile green sea turtle claw

Figura 9. Primer plano de la garra de una tortuga verde juvenil (Chelonia mydas). Foto proporcionada por el Dr. Terry Norton. Haga clic en la imagen para ampliar .

Caparazón

Evalúe el caparazón y el plastrón. El caparazón está compuesto de hueso cubierto por escudos de queratina (Figura 10). Los escudos no se alinean con las suturas óseas subyacentes. Las tortugas más jóvenes o más pequeñas tienen fontanelas llenas de tejido fibroso entre los extremos distales de las costillas y los huesos periféricos. En la tortuga laúd (Dermochelys coriacea), el téjido graso cubre las costillas y las vértebras y por encima de estos tejidos están cubiertas por piel cerosa y huesecillos dérmicos incrustados.

The scutes are keratinous epidermal structures that grow above the carapace bones.

Figura 10. Los escudos son estructuras epidérmicas queratínicas que crecen por encima de los huesos del caparazón. Foto proporcionada por la Dra. Jeanette Wyneken. Haga clic en la imagen para ampliar .

En las tortugas marinas, el plastrón se compone de un hueso impar conocido como el entoplastron y de cuatro pares de huesos. De anterior a posterior, estos huesos pares son los epiplastron, hioplastron, hipoplastron y xifiplastron (Figura 11).

The plastron is composed of one unpaired bone and four paired bones.

Figura 11. El plastrón se compone de un hueso impar y cuatro huesos pares. Foto proporcionada por la Dra. Jeanette Wyneken. Haga clic en la imagen para ampliar .

Evalúe el caparazón por evidencia de queratinización anormal, cambios en la firmeza y flexibilidad, lesiones causadas por el propulsor de los botes, ulceración, vesículas, osteomielitis, mordeduras de tiburón, deformidades, fibropapilomas y fracturas (Figuras 12-15). Las fracturas caudales del caparazón que involucran la médula espinal distal son una causa común de flotación del extremo trasero o “síndrome de flotador pélvico” y son particularmente comunes en las tortugas verdes.

Carapacial fracture in a loggerhead sea turtle

Figura 12. Fractura longitudinal del caparazón en una tortuga boba (Caretta caretta). Foto proporcionada por el Dr. Terry Norton. Haga clic en la imagen para ampliar .

Ulcerative shell disease in a green sea turtle

Figura 13. Enfermedad ulcerativa del caparazón en una tortuga verde (Chelonia mydas). Foto proporcionada por el Dr. Terry Norton. Haga clic en la imagen para ampliar .

Marginal scute osteomyelitis in a Kemp’s Ridley sea turtle

Figura 14. Osteomielitis del escudo marginal en una tortuga lora (Lepidochelys kempi). Foto proporcionada por el Dr. Terry Norton. Haga clic en la imagen para ampliar .

Shark bite injury involving the shell in a loggerhead sea turtle

Figura 15. Lesión por mordedura de tiburón que involucra el plastrón y los tejidos anexos en una tortuga boba (Caretta caretta). Observe las múltiples laceraciones curvas de la axila craneal y la lesión grande que atraviesa los escudos inframarginales y algunos huesos periféricos. Foto proporcionada por el Dr. Terry Norton. Haga clic en la imagen para ampliar .

Epibiontes

Una de las características únicas de la tortuga boba (Caretta caretta) es la comunidad de organismos, o epibiontes, que cargan sobre el caparazón. Se han reportado más de 80 especies de epibiontes en el caparazón de las tortugas bobas que anidan en las islas barrera en Georgia. Estos epibiontes incluyen algas y diversos invertebrados como los percebes, tunicados, esponjas, corales, anémonas, caracoles, babosas de mar, bivalvos, gusanos segmentados y crustáceos, incluyendo los cangrejos y los camarones esqueleto.

La presencia excesiva de epibiontes, en particular percebes pequeños y sanguijuelas en la piel, puede indicar debilitamiento de la tortuga (Figuras 16-18). Los epibiontes pueden proliferarse en exceso cuando la tortuga se vuelve inactiva.

A large epibiotic load

Figura 16. Una gran cantidad de epibiontes, como se muestra en esta tortuga boba (Caretta caretta), es indicativo de debilitamiento. Foto proporcionada por el Dr. Terry Norton. Haga clic en la imagen para ampliar .

The presence of algae on the shell indicates excess exposure to sunlight and is often observed in sea turtles with flotation abnormalities

Figura 17. La presencia de algas en el caparazón indica el exceso de exposición a la luz solar y con frecuencia se observa en las tortugas marinas con anomalías de flotación. Foto proporcionada: Dr. Terry Norton. Haga clic en la imagen para ampliar .

Leeches can contribute to overall debilitation and should be removed from the sea turtle

Figura 18. Las sanguijuelas, vistas aquí en la comisura de la boca y el cuello y los percebes pueden contribuir al debilitamiento general y deben ser retirados del paciente. Foto proporcionada por el Georgia Sea Turtle Center. Haga clic en la imagen para ampliar .

Retire con cuidado los epibiontes después de examinar a la tortuga y antes de obtener radiografías. El colocar a la tortuga en agua dulce por 12-24 horas provoca la muerte o por lo menos ayuda a aflojar la mayoría de los epibiontes para facilitar su extracción. Tenga cuidado, ya que la extracción de los epibiontes puede resultar en la pérdida de escudos y la exposición del hueso subyacente en pacientes extremadamente debilitados.

Huesos largos y articulaciones

Palpe las aletas anteriores y posteriores para evaluar el grado de mobilidad, el tono muscular y la fuerza. Observe cuidadosamente por signos de inflamación, crepitación o deformidades esqueléticas.

Las lesiones que comúnmente involucran a los huesos largos incluyen las mordeduras de tiburón y las líneas de pesca envueltas alrededor de una extremidad. Es común observar una inflamación severa en el área distal a la línea de pesca. La amputación puede ser necesaria si el suministro de sangre y la función nerviosa se encuentran comprometidas de manera significativa. Afortunadamente la mayoría de las tortugas marinas silvestres tienen una buena calidad de vida con una sola aleta, aunque los datos a largo plazo son escasos.

Las tortugas verdes pequeñas son propensas a las fracturas proximales del húmero cuando son restringidas de forma inadecuada y sólo el personal capacitado debe manejar a los pacientes enfermos. Estas lesiones generalmente se curan con reposo y una manipulación mínima.

Las lesiones líticas son una secuela frecuente de la osteomielitis en las tortugas verdes y las tortugas lora (Lepidochelys kempi) (Figura 19). El frío es un factor que predispone a las tortugas al desarrollo de la osteomielitis.

Lytic lesions secondary to osteomyelitis in a green sea turtle

Figura 19. Lesiones líticas secundarias a la osteomielitis (flecha) en una tortuga verde (Chelonia mydas). Foto proporcionada por el Dr. Terry Norton. Haga clic en la imagen para ampliar .

Evaluación de la cavidad celómica

La palpación de la región inguinal es una parte rutinaria del examen físico de las tortugas. Las anomalías que pueden estar presentes incluyen el exceso de líquido celómico, la distensión del tracto gastrointestinal y la renomegalia. La distensión causada por los folículos o huevos en las hembras grávidas se puede palpar.

La región inguinal también se puede utilizar como una ventana acústica para la ecografía y también sirve como un sitio común para la inserción del laparoscopio rígido. La fosa inguinal, que se encuentra craneal al fémur, típicamente tiene una almohadilla de grasa gruesa que cubre de tres a cinco capas musculares, las cuales forman la pared lateral y el suelo de la fosa.

Cloaca y cola

La cloaca es la cámara de recepción del tracto gastrointestinal, urinario y reproductivo (Figura 20). El examen digital de la cloaca en busca de materiales extraños, lesiones de masa o protuberancias es parte de un examen físico completo. El uso de la endoscopia y la distensión con solución salina puede ayudar en la evaluación complementaria.

Ventral view of a juvenile green sea turtle cloaca

Figura 20. La cloaca está situada entre la abertura y el plastrón distal dentro de la cola. Se muestra aquí, la vista ventral de la cloaca de una tortuga verde juvenil (Chelonia mydas). Foto proporcionada por el Dr. Terry Norton. Haga clic en la imagen para ampliar .

Masas, como los fibropapilomas o neoplasias pueden ocurrir en o alrededor de la cloaca. El prolapso cloacal puede ocurrir en tortugas que han estado fuera del agua o sufren de impactación intestinal u obstrucción. Lubrique ligeramente el tejido prolapsado para prevenir la ulceración. Una vez que el paciente es devuelto al agua, la mayoría de los prolapsos se resuelven sin tratamiento. El prolapso intestinal, prolapso del pene o el prolapso del oviducto también puede ocurrir en las tortugas marinas; la causa subyacente de estas condiciones es la misma que en otras especies. Es importante devolver el tejido prolapsado a una posición normal tan pronto como sea posible.

Las diferencias externas para la determinación del sexo son visibles cuando la tortuga entra en la pubertad. La laparoscopia y los niveles de testosterona en plasma se pueden utilizar para determinar el sexo de las tortugas marinas inmaduras. Entre los miembros de la familia Cheloniidae, los machos adultos tienen una cola más gruesa y larga que se extiende más allá del caparazón, mientras que la cola de las hembras es más pequeña y por lo general no se extiende más allá del caparazón (Figura 21). La abertura de la cloaca es más proximal en las hembras, mientras que la abertura en el macho pubescente o adulto se encuentra más distal hacia la punta de la cola. En la tortuga laúd, la cola se extiende más allá del caparazón en ambos sexos, sin embargo, la abertura de la cloaca está situada más distal en los machos.

The tail of the male sea turtle tends to be longer and thicker.

Figura 21. En las tortugas marinas, la cola del macho tiende a ser más larga y gruesa y la abertura de la cloaca está situada de manera distal en comparación con las hembras. Foto proporcionada por el Dr. Terry Norton. Haga clic en la imagen para ampliar.

Examen neurológico

Realice un examen neurológico breve y estandarizado en todos los pacientes y una evaluación neurológica más detallada en los pacientes que presentan déficits neurológicos. Un examen neurológico para perros y gatos fue adaptado por Chrisman et al (1997) para la evaluación de las tortugas marinas. El examen consta de tres partes: examen en el agua (vea abajo), examen fuera del agua en decúbito ventral y examen fuera del agua en decúbito dorsal. La observación de la natación sustituye la evaluación de la marcha.

Las tortugas de mar poseen 12 nervios craneales. Para evaluar la función de los nervios craneales utilice el nistagmo fisiológico, la evaluación de la musculatura de la mandíbula y la expansión de la garganta a través del bombeo bucal o la depresión del aparato hioideo, la respuesta pupilar a la luz, la posición del ojo, el reflejo palpebral y la respuesta de amenaza. El reflejo de amenaza puede disminuir rápidamente después del primer intento o puede ser anulado conductualmente. El reflejo corneal sólo puede ser evaluado en el animal embotado.

No es posible evaluar la propiocepción consciente, la prueba de la carretilla o el salto. Sin embargo, los reflejos de retirada, la nocicepción y el dolor profundo si pueden ser evaluados. Si se sospecha una enfermedad neurológica, evalúe los reflejos de enderezamiento dentro y fuera del agua. (Nota: las tortugas marinas medianas y grandes por lo general no pueden enderezarse cuando se colocan en decúbito dorsal en la tierra).

Examen en el agua

En algún momento durante el proceso de rehabilitación, una examen dentro del agua debe llevarse a cabo antes de realizar el examen físico rutinario “fuera del agua”. Una vez que la tortuga ha sido colocada en un tanque circular por primera vez o después de un procedimiento prolongado, el animal puede entrar en un estado de pánico y puede exhibir una respiración rápida y la hiperactividad o agitación. Esta fase no debe durar más de unos pocos minutos. Si la fase de pánico es prolongada, entonces la tortuga se debe sacar y dejar descansar mientras “está fuera del agua”.

Mientras las tortuga marina está en el agua evalúe su nivel de actividad, capacidad para nadar, la visión y si hay anomalías de flotación (Figura 22). El nivel de actividad y la actitud generalmente mejoran dramáticamente cuando la tortuga se coloca en el agua.

ctivity level and behavior usually improve dramatically when the turtle is placed in the water

Figura 22. Esta tortuga boba (Caretta caretta) manifestó una inclinación de la cabeza y un desplazamiento en círculos. Foto proporcionada por Mote Marine Laboratory.

Durante el examen en el agua, el observador debe tener en cuenta:

  • La posición de la cabeza por evidencia de una inclinación o debilidad generalizada
  • La frecuencia respiratoria, el esfuerzo y el sonido al respirar

Si la tortuga se encuentra débil, es necesario observarla durante 5-10 minutos para asegurarse que el paciente pueda levantar su cabeza fuera del agua para respirar. También asegúrese que las respiraciones sean regulares y normales. El gorgoteo o las respiraciones débiles justifican sacar a la tortuga del agua, bajar el nivel del agua o proveer algún tipo de apoyo en el agua. Las observaciones deben incluir:

  • Posición del cuerpo en el agua
  • Actividad de natación: Las aletas delanteras normalmente se utilizan para la propulsión y las aletas traseras para dar dirección. Se debe considerar la cojera o paresia si la tortuga no utiliza una aleta en el agua.
  • Maniobrabilidad alrededor del tanque
  • La conducta alimentaria
  • Capacidad para sumergirse

A menudo las tortugas marinas son presentadas con problemas de flotabilidad en los que flotan de forma anormal en la superficie. Cualquier condición que conduce a la acumulación de gas o aire en un órgano del cuerpo o dentro de la cavidad celómica puede causar la flotabilidad anormal. Las causas comunes de esta condición incluyen la neumonía, el aire libre en la cavidad celómica causado por un desgarro pulmonar o fuga intestinal y la fermentación microbiana y por último la acumulación de gas dentro del tracto gastrointestinal. Los trastornos de la motilidad gastrointestinal, los procesos obstructivos como un cuerpo extraño y las lesiones de la médula espinal pueden llevar a la acumulación de gas en el tracto gastrointestinal.

Registre las anomalías de flotabilidad utilizando la localización anatómica, como el área derecha craneal o central caudal. También es útil estimar el porcentaje de caparazón expuesto o utilizar un sistema de marcaje para indicar el nivel del agua. Si la anormalidad de flotación cambia de un lado a otro, es más probable que sea gas intestinal y es menos probable un pulmón desgarrado, lo cual es una pista valiosa en el momento de desarrollar un plan de diagnóstico y terapéutico.

Resumen

Las signos importantes que pueden utilizarse para guiar un plan de diagnóstico y tratamiento, se pueden extraer de un examen físico cuidadoso y completo de la tortuga marina. Como en cualquier paciente debilitado, realizar un examen completo puede no ser posible. En su lugar, puede ser necesario evaluar el animal en etapas a medida que la condición clínica lo permita.

Hay una serie de hallazgos normales del examen físico que reflejan las adaptaciones de las tortugas de mar a un estilo de vida marina. Una fisiología especializada para el buceo proporciona a la tortuga marina con un sistema de transporte de oxígeno extremadamente eficiente y la capacidad de retener la respiración durante largos períodos de tiempo. Por lo tanto, al igual que muchos quelonios, la retención de la respiración es un hallazgo común durante el examen. La frecuencia cardíaca normal en la tortuga consciente varía de 30 a 60 latidos por minuto. Sin embargo, la bradicardia es común en las tortugas sumergidas parcial o totalmente, al igual que en las tortugas con hipotermia o que están clínicamente enfermas.

Cada examen físico debe evaluar al paciente por la presencia de lesiones parecidas a las verrugas o fibropapilomas. Aunque la fibropapilomatosis puede ocurrir en todas las especies de tortugas marinas de caparazón duro, esta condición se observa con mayor frecuencia y gravedad en las tortugas verdes.

En su caparazón, la tortuga boba lleva epibiontes o una comunidad de organismos incluyendo algas y diversos invertebrados. La presencia excesiva de epibiontes, en particular percebes pequeños y sanguijuelas en la piel, puede indicar debilitamiento. Sin embargo, la ausencia de una gran cantidad de epibiontes no significa que la tortuga se encuentre saludable.

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Referencias

Referencias

Chrisman CL, Walsh M, Meeks JC, et al. Neurologic examination of sea turtles. J Am Vet Med Assoc 211(8):1043-1047, 1997.

Frick MG, Pfaller JB. Sea turtle epibiosis. In: Lohmann KJ, Musick JA (eds). The Biology of Sea Turtles, Volume III (CRC Marine Biology Series). Boca Raton, FL:CRC; 2013:399-426.

Wyneken J. The Anatomy of Sea Turtles. US Department of Commmerce NOAA Technical Memorandum. NMFS-SEFSC-470, 1-172, 2001.

Further Reading

Wibbels TR, Owens DW, Limpus CJ. Sexing juvenile sea turtles: is there an accurate and practical method? Chelonian Conservation and Biology 3:756–761, 2000.

Pease A, Blanvillain G, Rostal D, et al. Ultrasound imaging of the inguinal region of adult male loggerhead sea turtles (Caretta caretta). J Zoo Wildl Med 41(1):69-76, 2010.