Oftalmología de las Aves Rapaces: Lesiones Oculares

Puntos clave

  • Como resultado de su gran tamaño y la falta relativa de protección orbital, cualquier forma de traumatismo craneoencefálico involucra con frecuencia el ojo y sus estructuras asociadas.
  • Los hallazgos clínicos comunes en aves de presa con traumatismo craneoencefálico incluyen la laceración de los párpados o membrana nictitante, desprendimiento de la retina o hifema, particularmente una hemorragia masiva en el cuerpo vítreo.
  • Las secuelas de los defectos en los párpados son mínimas si la membrana nictitante funciona normalmente.

Introducción

El gran tamaño del ojo de las aves rapaces y la falta relativa de protección orbital en la parte superior y lateral, hace que cualquier forma de traumatismo craneoencefálico con frecuencia implique el ojo y sus estructuras asociadas (Figura 1). En un informe, se observó que las lesiones oculares fueron más comúnmente causadas por colisión vehicular, armas de fuego y trampas (cepos). El hallazgo clínico más común por el que las aves de presa son comúnmente examinadas es el hifema. El trauma también puede conducir a la conjuntivitis, laceraciones del párpado, el desprendimiento del cuerpo ciliar, hemorragia de los procesos ciliares y a lesiones crónicas como erosiones corneales crónicas o cataratas. Aunque la lesión del segmento anterior es más evidente, el trauma también puede causar lesiones más graves en el segmento posterior del ojo que a menudo se pasan por alto, tales como el desprendimiento de la retina o extensas hemorragias procedentes del pecten.

Screech owl suffering from head trauma

Figura 1. Un tecolote oriental (Megascops asio) con traumatismo craneoencefálico. Imagen proporcionada por Christal Pollock.

Lesiones de los párpados

Los trastornos del párpado son relativamente comunes en las aves rapaces. El avipoxvirus puede causar lesiones de los párpados, pero los problemas principales que se observan son las contusiones y laceraciones del párpado. Cuando se repara una laceración del párpado quirúrgicamente, desbride suavemente y repare el defecto utilizando material de sutura absorbible 5-0 a 7-0. Coloque suturas que no atraviesen el espesor completo del párpado para evitar la abrasión corneal. Los defectos del párpado pueden resultar de laceraciones incorrectamente curadas, aunque las secuelas son mínimas si la membrana nictitante esta funcionando normalmente.

Lesiones de la membrana nictitante

La causa principal de las lesiones de la membrana nictitante, como la laceración, es el trauma. Aplique antibióticos tópicos de amplio espectro para las laceraciones pequeñas o parciales y repare cuidadosamente las laceraciones de espesor total o laceraciones que involucran el borde de la membrana. Utilice sutura (6-0 a 10-0) en una sola capa de cierre y evite el contacto de la córnea con la sutura o los nudos.
Aunque la incidencia de botulismo en las aves rapaces es rara, la enfermedad clínica se ha documentado. La toxina botulínica inhibe la liberación de acetilcolina, lo cual conduce a la parálisis del músculo del esfínter de la pupila, los músculos que mueven la membrana nictitante, del músculo cuadrado y el músculo piramidal. Esto a su vez conduce a la demora en la respuesta pupilar a la luz, midriasis y el prolapso de la membrana nictitante. La conjuntivitis también se observa en casos raros.

Lesiones de la conjuntiva

Aunque las lesiones conjuntivales son relativamente poco comunes en las aves de presa, el trauma es la causa más importante de la conjuntivitis. También hay numerosas causas infecciosas de conjuntivitis que se han reportado en las aves, muchas de las cuales están asociadas con enfermedad sistémica.

  • Las bacterias son la causa principal de la conjuntivitis infecciosa. La flora conjuntival en las aves rapaces consiste predominantemente de microbios Gram-positivos como Staphylococcus y Corynebacterium, aunque las bacterias Gram-negativas pueden ser el 11% de la flora normal. Causas reportadas de conjuntivitis incluyen Pseudomonas, E. coli, Proteus, Staphylococcus, Streptococcus, Salmonella typhimurium, Chlamydophila psittaci, Mycoplasma, Micrococcus, Bordetella avium, Moraxella, Erysipleothrix rhusiopathiae y Listeria monocytogenes. La conjuntivitis bacteriana se asocia frecuentemente con la infección del tracto respiratorio superior (Figura 2).

    Chemosis and conjunctivitis

    Figura 2. Quemosis y conjuntivitis con hinchazón periorbital y epífora causada por Mycoplasma gallisepticum en un ave. Fotografía donada por el Dr David Williams MA VetMB PhD CertVOphthal FRCVS.

  • El avipoxvirus es la infección viral más importante de los ojos de las aves que causa blefaritis unilateral o bilateral, conjuntivitis, edema corneal y ulceración de la córnea por 2-6 semanas. Las secuelas del poxvirus pueden incluir despigmentación periocular, deformidad del borde palpebral, pérdida de filoplumas del borde palpebral y la formación de cristales subepiteliales en la cornea. Secuelas más graves pueden incluir epífora después de daños en el sistema lagrimal, vascularización corneal, queratitis ulcerativa, panoftalmitis después de una úlcera corneal perforada y simbléfaron o formación de una banda fibrosa que conecta la conjuntiva bulbar y palpebral.
  • La conjuntivitis por hongos y parásitos es bastante rara en las aves rapaces. Candida albicans en conjunto con micosis sistémicas pueden causar el desarrollo de un residuo de color gris-blanco en la córnea y la conjuntiva de las aves rapaces jóvenes, así como en pollos, pavos y psitácidos jóvenes. Parásitos como la filaria pueden causar lesiones conjuntivales focales. El edema conjuntival también se ha visto con Plasmodium.

La fluoresceína tiñe la córnea de los pájaros con conjuntivitis. Obtenga muestras citológicas raspando suavemente la conjuntiva o frotando el saco conjuntival con un hisopo. Si la tinción con fluoresceína es negativa y la citología no sugiere que hay una infección, administre una combinación de antibiótico de amplio espectro y esteroides dos a tres veces al día, utilizando gotas oftálmicas o ungüento en las aves grandes. Las aves pequeñas pueden sufrir de complicaciones sistémicas secundarias al uso de esteroides tópicos. La conjuntivitis traumática suele responder al tratamiento dentro de 3-5 días.

Si la citología sugiere que hay conjuntivitis infecciosa, obtenga una muestra para el cultivo y administre antibióticos tópicos de amplio espectro 2-4 veces al día. Las opciones más populares para la conjuntivitis infecciosa incluyen el triple antibiótico (Bausch & Lomb) en ungüento o gotas, fluoroquinolonas como la ciprofloxacina 0.3% (Ciloxan, Alcon), oxitetraciclina (Terramicina, Pfizer) o tetraciclina (Achromycin, Lederle). Considere usar sulfato de gentamicina, sulfato de tobramicina o ciprofloxacina 0.3% (Ciloxan, Alcon) para las infecciones Gram-negativas. Reevalúe las aves a los 5-7 días, aunque por lo general se requiere un tratamiento de 2 semanas. La terapia antimicrobiana sistémica puede estar indicada si la conjuntivitis infecciosa regresa una vez se ha completado la terapia tópica. La tarsorrafia temporal puede ayudar a los ojos severamente irritados.

Evalúe cuidadosamente el sistema respiratorio incluyendo los senos paranasales, ya que la conjuntivitis bacteriana se asocia frecuentemente con infección del tracto respiratorio superior. Si el aparato respiratorio está involucrado, obtenga muestras del seno infraorbitario, la coana o incluso de los sacos aéreos a través de laparoscopia y comience los antibióticos sistémicos.

Lesiones de la córnea

La ulceración corneal es una lesión común en el ojo aviar fácilmente demostrada con tinción de fluoresceína. Se deben tratar las úlceras con antibióticos tópicos de amplio espectro 3 veces al día durante 3-5 días. La mayoría de las úlceras corneales se curan rápidamente, pero se debe teñir periódicamente la córnea para monitorear el progreso. En raras ocasiones, la ulceración crónica puede resultar en vascularización superficial con pigmentación. Realice una tarsorrafia temporal en las córneas gravemente comprometidas. La curación exitosa de córneas severamente afectadas de forma bilateral ha sido descrita en un halcón peregrino (Falco peregrinus) después de la colocación de un flap conjuntival de 360º y en dos búhos cornudos (Bubo virginianus) con queratoplastias penetrantes e injertos pediculares conjuntivales. El uso rutinario de un flap de la membrana nictitante no es recomendable debido a la posibilidad de afectar la función de esta estructura anexa esencial.

Las opacidades corneales son más comúnmente asociadas con ulceración y la cicatrización. Las opacidades corneales focales también se pueden desarrollar como secuelas a precipitados corneales asociados a la uveítis, mientras que el edema corneal difuso puede ser una consecuencia de la luxación del cristalino. La queratitis de etiología desconocida se ha descrito en el búho listado (Strix varia), el cárabo común (Strix aluco) y el búho lechoso (Bubo lacteus). La importancia clínica de la opacidad de la córnea depende de su densidad, tamaño y ubicación. Las laceraciones corneales se deben reparar meticulosamente usando lentes de magnificación con sutura de nylon 9-0 o 10-0.

Fracturas de los huesecillos escleróticos

El trauma ocular puede resultar en la fractura del anillo escleral, que se puede palpar digitalmente y confirmar radiográficamente. A menudo es muy difícil observar fracturas con el globo in situ.

Lesiones de la cámara anterior

El hifema es un hallazgo muy común en las aves rapaces (Figura 3). La sangre generalmente se organiza en un coágulo en uno o dos días y dependiendo de su tamaño, se resuelve en días o semanas. Si no es complicada por infección o sangrado persistente, la reabsorción debe ocurrir sin importar el medicamento seleccionado. El hifema o los filamentos de fibrina que no han sido reabsorbidos dentro de 3 días se pueden beneficiar del activador del plasminógeno tisular intracameral.

Hyphema

Figura 3. El hifema es un hallazgo común en las aves rapaces. Imagen proporcionada por E. Ramsay. Haga clic en la imagen para agrandar.

La principal causa de uveítis en las aves rapaces es trauma, aunque la inflamación de la úvea también se puede desarrollar con la infección o ulceración de la córnea. Los esteroides tópicos (dexametasona 0.1% gotas oftálmicas) pueden aplicarse con cautela cada 4-8 horas en aves rapaces grandes para tratar la uveítis severa sin ulceración de la córnea. Evite los esteroides en las aves pequeñas, debido al peligro de absorción sistémica, con la consiguiente morbilidad e incluso la muerte. Para las aves rapaces grandes en las que la restricción manual no es posible, una inyección subconjuntival de 0.1-0.25 ml de triamcinolona (Vetalog, Fort Dodge) también se ha descrito. La secuela común a la uveítis y/o el hifema severo incluye la sinequia anterior y posterior.

Los anti-inflamatorios no esteroideos tópicos o sistémicos (AINE) pueden ser una alternativa práctica en algunos pacientes con uveítis. Recuerde que los AINE no están exentos de efectos adversos potenciales y nunca deben ser utilizados cuando hay hifema presente, ya que también pueden promover la hemorragia. Las aves pequeñas pueden tener más problemas con la absorción sistémica de los AINE que las aves grandes.

Otras lesiones que se pueden ver dentro de la cámara anterior incluyen laceraciones del iris que ocurren comúnmente con cuerpos extraños penetrantes, la desinserción de la raíz del iris con trauma severo contundente, hipopión y coágulos de fibrina. El glaucoma en las aves rapaces es raro, pero se puede desarrollar de forma secundaria a la luxación del cristalino o la inflamación crónica asociada con sinequias anteriores o a la formación de una membrana fibrovascular pre-iridal.

Lesiones del lente

El trauma craneoencefálico puede resultar en la luxación del cristalino, que a su vez puede conducir a la opacidad de la córnea, sinequias anteriores y a la pérdida de proteínas del cristalino con el desarrollo de uveítis. Un lente luxado tiene un anillo pigmentado alrededor de la región ecuatorial producido por las puntas avulsionadas de los procesos ciliares que se fusionan directamente a la cápsula del cristalino. Los lentes completamente luxados deben removerse quirúrgicamente para reducir la probabilidad de complicaciones secundarias (Figuras 4a y 4b).

Lens luxation

Figura 4a Luxación del cristalino en una tecolote oriental (Megascops asio). Fotografía proporcionada por el Dr. Christopher Murphy.

Luxated lens in a barn owl

Figura 4b. Lente luxado en una lechuza común (Tyto alba). Fotografía proporcionada por el Dr. Christopher Murphy.

Las cataratas que se observan en las aves de presa pueden dividirse en juveniles, seniles y traumáticas. En las aves cautivas, la mayoría de las cataratas se han reportado en las aves rapaces diurnas y parecen ser de tipo senil. En las aves silvestres, la mayoría de las cataratas son de origen traumático y se observan principalmente en los búhos (Figura 5). La cirugía de catarata bilateral y la implantación de lentes intraoculares se ha descrito en un búho cornudo que fue liberado de vuelta a la vida silvestre.

Resorbing cataract in a screech owl

Figura 5. Catarata en un tecolote oriental (Megascops asio). Fotografía proporcionada por el Dr. Christopher Murphy.

Lesiones del segmento posterior

Debido al ajuste estrecho del globo con la órbita, el segmento posterior de las aves está en riesgo de una variedad de lesiones causadas por el contragolpe ocular y las fuerzas de compresión. Los signos clínicos sugestivos de un traumatismo craneoencefálico severo con posibles lesiones asociadas con el segmento posterior incluyen el sangrado del oído externo en los búhos, hematomas en la membrana nictitante y epistaxis.

Lesiones del pecten y el vítreo

La hemorragia en el cuerpo vítreo procedente de la coroides y/o el pecten, ocurre en aproximadamente un tercio de las aves traumatizadas (Figura 6). Al igual que en los mamíferos, la sangre en el humor vítreo a menudo persiste durante largos períodos de tiempo. La hemorragia del pecten puede resultar en la formación de coágulos organizados alrededor del pecten los cuales oscurecen la visualización completa de esta estructura.

La inflamación intraocular puede conducir a lesiones como la formación de hebras opacas en el vítreo, la licuefacción del vítreo y la formación de pequeñas opacidades blancas vítreas (hialosis asteroidea). Ocasionalmente también se encuentran cuerpos extraños en el vítreo.

Retinal hemorrhage

Figura 6. Hemorragia de la retina que se origina en el pecten de un ave rapaz. Fotografía donada por el Dr David Williams MA VetMB PhD CertVOphthal FRCVS.

Lesiones de la coroides y/o retina

Las lesiones de la coroides y/o de la retina son muy comunes en las aves rapaces. Las lesiones traumáticas pueden provocar que líquido y células entren en el espacio subretiniano creando el desprendimiento focal o completo de la retina, el cual se observa como regiones levantadas de color blanco a gris (Figuras 7 y 8). Los desprendimientos de la retina bloquean los detalles de la vasculatura coroidea subyacente y un desprendimiento extensivo con grandes laceraciones puede oscurecer el pecten durante el examen oftalmológico ya que la retina se encuentra sobre el pecten.

Retinal tearing or detachment in owl

Figura 7. Desprendimiento de la retina con fibrosis en un búho. Fotografía donada por el Dr David Williams MA VetMB PhD CertVOphthal FRCVS.

Retinal tear in a hawk

Figura 8. Laceración y desprendimiento de la retina en un halcón. Foto proporcionada por el Dr. Christopher Murphy.

El extensivo desprendimiento de la retina generalmente resulta en la pérdida total de la visión. Desafortunadamente los desprendimientos parciales también pueden progresar por lo que estas lesiones deben ser monitoreadas a través del tiempo. En algunos casos, las porciones desprendidas se vuelven a adherir de forma espontánea en un período de 2-4 semanas, sin embargo, estas áreas generalmente sufren de degeneración y forman cicatrices en la retina. Las cicatrices son lesiones bien delimitadas, planas y despigmentadas que a veces tienen áreas centrales y periféricas de hiperpigmentación (Figura 9). Las lesiones en la retina generalmente se producen en el momento del trauma y actualmente hay poca experiencia con la cirugía de reimplantación de la retina.

Chorioretinal scarring in a golden eagle

Figura 9. Cicatrices coriorretinianas en un águila real (Aquila chrysaetos). Fotografía proporcionada por el Dr. Christopher Murphy.

Las lesiones coriorretinianas también pueden ser causadas por enfermedades infecciosas. El virus del Nilo Occidental en el gavilán de cola roja (Buteo jamaicensis) y el gavilán de Cooper (Accipiter cooperii) más comúnmente causa pectenitis, caracterizada por un material fibrinoso que reviste al pecten. Muchas aves también presentan cicatrices coriorretinianas y coriorretinitis activa que se denotan por la presencia de lesiones elevadas de tamaño variable, color blanco y con márgenes poco definidos (Figura 10). Algunas aves también presentan una uveítis anterior leve a moderada.

 Lead pellet near the pecten

Figura 10. Perdigón de plomo cerca del pecten con coriorretinitis secundaria en un gavilán de cola roja (Buteo jamaicensis). Foto proporcionada por el Dr. Christopher Murphy.

La toxoplasmosis también se ha relacionado con lesiones de la retina, particularmente en los búhos. En un estudio reciente realizado por Williams et al, las cicatrices retinianas en los cárabos común (Strix aluco) no se asociaron con altos títulos de anticuerpos para Toxoplasma gondii. En los búhos, las lesiones retinianas pequeñas, punteadas, bilaterales y bien circunscritas son comunes. Estas lesiones se localizan en el aspecto ventral del fondo del ojo.

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